El esperpento

En una entrevista que le hicieron al Muy Honorable Presidente de la Generalitat Josep Tarradellas a finales de los años setenta vino a decir que en política se pueden cometer errores y estos se pueden superar, pero que de lo único que uno no se recupera es del ridículo.
Se me ha venido a la memoria está frase ante el comportamiento esperpéntico de Carles Puigdemont. Eso sí, no está solo en el teatro del esperpento, le acompañan muchos de los aventureros de la causa independentista.
Yo me pregunto si el señor Puigdemont y quienes le secundan se creen lo que dicen y sin son conscientes de que con su “aparición” y rueda de prensa en Bruselas han caído en el ridículo. Y no solo eso, si no que la suya no es precisamente una actitud gallarda de quien tiene unos principios e ideales y los defiende hasta el final. A la primera de cambio, es decir, cuando sabe que al quebrantar la ley tendrá que responder ante los tribunales, ha salido corriendo. O sea, de valentía nada de nada. Si no fuera precisamente por que sus actuaciones son puro teatro del absurdo sería para que los ciudadanos españoles nos sintiéramos ofendidos por los disparates que dicen Puigdemont y compañía.
Presentar a España como un Estado represor donde no hay garantías jurídicas es una falsedad imperdonable. El señor Puigdemont debería de saber que para formar parte de la Unión Europea se debe de ser un país plenamente democrático. Por eso España forma parte de la UE.
No se puede caer más bajo al pretender que en España no hay garantías jurídicas y la nuestra es un pseudo democracia. Nos está insultando al resto de los ciudadanos.
Pero no es solo Carles Puigdemont el protagonista del esperpento. Lo son sus consellers y cuantos vienen protagonizando la rebelión contra la Constitución y, por tanto, contra el Estado de Derecho. Todos ellos son corresponsables de haber sumido a Cataluña en una crisis profunda, de haber dividido a la sociedad catalana, de haber provocado que cientos de empresas huyan para salvarse. Son responsables de actitudes supremacista con respecto al resto de los ciudadanos españoles. Ya saben su famoso eslogan de “España nos roba” y de defender que tiene más derechos que el resto de los españoles.
Pero vuelvo al esperpento. Puigdemont y los suyos deberían de recordar que se puede engañar a la gente durante mucho tiempo, pero no para siempre. Supongo que muchos ciudadanos catalanes deben de estar entre perplejos y avergonzados por el comportamiento tan poco gallardo del expresident huyendo y no dando la cara ante los tribunales.

El esperpento

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