La nueva derrota catalana, ¿queda bajo sospecha económica?

Hace pocos días fue una presentadora de televisión, flamante ganadora de un premio Ondas, la que preguntó en su programa matinal a un dirigente independentista:
—“¿Cree que se está negociando una próxima inversión para Cataluña, similar a un Plan Marshall para paliar las pérdidas económicas, ocasionada por el largo y costoso proceso que culminó con la declaración unilateral como república independiente? —No hubo respuesta a su pregunta—, el dirigente independentista la esquivó contra atacando con el mitinero eslogan de golpe, con el 155.
Algún fundamento podría tener la aparente pregunta retórica, cuando ya son varios dirigentes catalanes no independentistas, los que comienzan ahora a repetir esa idea, quizá ante la posibilidad de formar parte de un futuro gobierno y encontrar las arcas sin fondo de maniobra. Algunos pidieron una condonación de la deuda catalana, primero la contraída con el estado español, y que al estar la catalana calificada como una autonomía quebrada, y la imposibilidad real de obtener créditos fuera de España.
Y yo, me pregunto, ¿no fue siempre la cuestión financiera, el punto de partida del catalanismo centenario?, ¿no será de nuevo el tema prioritario, después del 21D, para así calmar las aguas turbulentas y bajo pretexto del regreso de las empresas que salieron en estampida, conseguir un Plan de Recuperación Decenal? Poner el estado español una cantidad adicional cada año, por el fraude virtual de la declaración de “lo que pudo haber sido y no fue”, y por su bonita cara burguesa. Esa burguesía, con ayuda de los modernos anarquistas antisistema ¿volverá a chalanear con los rancios partidos, con su viejo estilo de tenderos escalfadores que sin el menor escrúpulo quieren ningunear al resto de los españoles?
Me parece que Cantabria, Extremadura, Castilla la Mancha, etc. ya no van a permanecer calladas. El agravio comparativo con el resto de autonomías no se lo va a permitir. El melón constitucional se tendrá que abrir, pero el pueblo soberano difícilmente en esta ocasión va a ser ejemplar, hoy ya sin peligro de una guerra incivil, exigirá participar con voz y voto en el futuro reparto. El nuevo melón constitucional en plena Era Digital, tendrá que centralizar contundentemente ciertas competencias pésimamente administradas (sanidad, educación, comunicaciones, transporte, etc.) y, descentralizar otras hacia unos eficaces municipios de nueva planta, al mismo tiempo que se eliminen progresivamente las duplicidades actuales, las de gastos impropios e innecesarios, en Diputaciones y Autonomías. O avanzamos en la Era Digital, o seguiremos en el modelo administrativo siglo XIX, de Cánovas y Sagasta.
Me llamó la atención la declaración del ex-ministro Solchaga, con motivo de la presentación de su libro “Las cosas como son”. Se refirió a las negociaciones que había mantenido en su día con Jordi Pujol, que relató en la televisión aproximadamente así: “su nivel de conocimiento sobre la economía de estado evidentemente era muy deficiente, y tuve la sensación de negociar con un tendero, de muy bajo nivel cultural y sobre todo con su despectivo talante de superioridad...”. 
Cuando escucho en los medios las actuales declaraciones de los nuevos señores feudales, asimilados independentistas, me parece escuchar a miembros de la misma escuela de aquel, con el mismo y cínico ego de superioridad.
Niegan las evidencias sin despeinarse. ¿Acaso, no engañaron a todos los catalanes cuando decían y dicen todavía?: España nos roba; los empresarios se pelearán por venir a Cataluña; toda Europa reconocerá a la República Independiente de Cataluña; España es un estado fascista; el ciento cincuenta y cinco es un golpe de estado contra Cataluña y su legítimo gobierno, el de la República Independiente de Cataluña; en Cataluña no se prohíbe el español (ni en los documentos oficiales, ni en los rótulos públicos, etc.); no han fracturado a la sociedad familiar catalana hasta dividirla en dos bandos con la estrategia maniquea de un derbi entre dos equipos de futbol (el Madrid fascista o del Barcelona republicano).
¡Vamos! Lo que quieren acaso: ¿es un Brexit subvencionado? No es solamente que tengan un aire de superioridad, es que están convencidos de que somos idiotas. Lo de un nacionalismo étnico y de una cultura superior, ya sabemos por la historia, lo que nos trajo en Europa: la Segunda Guerra Mundial, y millones de seres humanos depurados en hornos crematorios. 
A muchos españoles, como no vivimos aquella pandemia, no se nos vacunó de forma contundente. Cuando, unos pocos piensan que nacen con derechos especiales por familia, y abusan imponiendo ciertos privilegios para quedar impunes de toda clase de delitos y felonías, están muy engañados. Además, a estas alturas, en un libre y democrático estado de derecho, no se les puede consentir jurídicamente, pero hoy no estamos libres de esa desgracia.
Esta guerra financiera todavía no la han ganado, y humildemente tendrán que ponerse a trabajar para devolver hasta el último euro de la deuda contraída, sin negociaciones ni rescates paliativos, ni mucho menos a costa del resto de los españoles, como les fue centenariamente habitual.

La nueva derrota catalana, ¿queda bajo sospecha económica?

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