“Zhaocai Moa”

El nuevo sistema económico es dorado y autómata, como cualquier perversión. Se originó en la China comunista, donde a la exigencia social de apertura el gobierno respondió con una perversa iniciativa, “la economía de mercado socialista”. Un engendro de complejo algoritmo, sencilla implementación y ningún cuidado con el recurso humano y sus condiciones laborales. Su filosofía es conseguir que los trabajadores vivan bajo las estrictas directrices del viejo socialismo, mientras que empresas y manufacturas gozan de libertades y derechos inimaginables para quienes los realizan. Es decir, proteger y mimar el producto y desatender al productor.
A esta perversa mezcolanza se han unido aquellas economías de ese mismo sello ideológico que, apesadumbradas por unas estructuras burocráticas y militares insoportables han venido a naufragar en el agotado capitalismo de la mano de sátrapas y mafiosos, atentos solo a la rentabilidad y sin atisbo de respeto por lo humano.
Solo resta, y hacia ahí caminamos, que se sume en grueso el civilizado Occidente, de la mano del los Trump y los Putin, empresarios con razón social en el estado, desde donde podrán cumplir su utopía, nacionalizar al trabajador, liberar a la empresa y proteger el producto. Para él no habrá fronteras, ni controles, el mundo se rendirá a su paso. Tendrá además, un precio digno y gozara de un respeto que nos hará envidiar la suerte del “Zhocai Moa” o gato amarillo.

“Zhaocai Moa”

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