Va de nacionalismos

 

Un compañero de colegio decía siempre “yo soy de Bouzas”, cuando alguien le preguntaba por su nacencia y, seguramente, ya sabía que por eso también era de Vigo, Pontevedra, Galicia, España y, si fuera hoy, añadiría Europa.

Un colega de la mili, remató su servicio militar en A Coruña, conoció a Mucha con quien se casó y aquí nacieron sus tres hijos. ¿Quién es más coruñés…? ¿Sus hijos, a los que nacieron aquí sin pedirle permiso o Luis que decidió quedarse aquí, casar aquí, montar aquí su negocio?

Ya puestos la responsable de aumentar el censo coruñés es Mucha, pues ya se sabe que “tiran más dos tetas que una carreta” y es indudable eso de que uno es de donde pace y no donde le nacieron.

Cuando mi amigo y maestro Javier, fino interior izquierdo del Obrero de Oleiros, marcaba un gol seguramente no besaba la camiseta, pues su cariño por el equipo lo demostraba metiendo el pie en lucha contra el central del Sada, por poner un ejemplo.

Y, por tanto, los besos de Ronaldo tienen escaso valor cuando recordamos su declaración ante Hacienda. Nosotros, coruñeses-gallegos-españoles, éramos también europeos antes de entrar en el Mercado Común y los súbditos de Su Graciosa Majestad son hoy igual de europeos que antes y que después del Brexit, salvo que remolquen la isla al Índico.

Ojo con el amor patrio y los distintos nacionalismos. Ya nos lo “cantaba” Forges en “Suiza, patria querida”, donde los patriotas con los colores se llevaban los dineros.

Y ya llegamos a otro punto clave ¿es mejor ser nacionalista del Padornelo para fuera que nacionalista de los Ancares para dentro? Y en estas, que llega la guerra de las banderas; que Guerra –aquel que representaba a los descamisados– clamara por el ejército y Cospedal que se lo piensa si, al final, en esta guerra ganan los chinos que venden las banderas.

Mi admirado Siro López dio pistas: “Fueron los nacionalismos de Estado, no los nacionalismos de las comunidades sin Estado propio los quienes montaron el follón: el nazismo nació del nacionalismo alemán; el fascismo del italiano y los falangistas, con el franquismo, vinieron precisamente para acabar con los nacionalismo catalán, vasco y gallego”.

Y, recuerda que “en las escuelas se estudiaba que la patria no es la tierra, ni la raza, ni el idioma sino una unidad de destino en lo universal”. Así son los excesos nacionalistas.

 

Va de nacionalismos

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