don Carnal y doña Cuaresma

Es la guerra de todos los años por estas fechas y, ahora, se reproduce en el campo de la política. Sigan leyendo, por favor:
Aquí, a la derecha tenemos el partido más votado, dirigido por Rajoy, que no acepta otra solución donde no tenga la cuchara, unas posiciones dogmáticas máxime cuando su victoria no vale para nada si no consigue compañeros de ruta. Insistió “petando” a la puerta de su enemigo y , como el otro que llamó al cielo y no le oyó, buscó alrededor para contar con Rivera, que debía actuar de monaguillo y, a la vez, convertirse en Bruto, dejando “clavado” a Sánchez.
Este binomio ofrece su entusiasta sumisión a Merkel y la troika; seguir adelante con la reforma laboral que tanto bien le ha hecho a… la patronal, continuar el acoso a los representantes del pueblo catalán, insistir con el copago que –para entendernos– se “come” con creces el aumento obsceno en la paga de los pensionistas (al copago añadan que las medicinas más comunes no figuran en las “genéricas”), silbar al paso de la Sicav y, cumpliendo con la declaración de toda una abogada del Estado, dejar que Hacienda sean solo los paganos y no molestar a los poderosos que se van a Suiza (como ahora, pero cabreados) y, si no les sale bien “la jugada”, ya anuncian que cuentan con mayoría en el Senado y minoría de bloqueo en el Congreso.
Al otro lado, en la izquierda, que suman mal contados once millones de votos –algo que “achantan” las huestes de Rajoy con eso de ser “la lista más votada”–, anuncian un ingreso mínimo vital; un pacto contra la violencia de género, unas pensiones dignas, el final del aforamiento, lucha contra la corrupción y darle un repaso a la Constitución, y con ayuda de Francia, Portugal, Grecia, Italia e Irlanda –por citar a socios políticos– torcer la línea que marca Alemania. 
Como en la lucha entre don Carnal y doña Cuaresma, se alistaron en la guerra poderosos señores y desde diversos púlpitos: por aquí, llegan voces de ultratumba y por allá amenazas montadas en los cuatro jinetes del Apocalipsis. Y así las cosas, si no se resuelve el asunto, el PP continuará su mandato casi medio año más en funciones, o sea, montará otro circo que pagaremos nosotros. Ojo que a la vuelta de la esquina espera la Cuaresma. 

don Carnal y doña Cuaresma

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