Ya me parecía que Rajoy se metía mucha manteca con tanto tránsitar por las veredas silvestres y, al fin, se ha eslomao. Claro que a lo mejor no fue por eso, porque la espalda es lo que tiene. Lo mismo te trinca por un esfuerzo, y te da un “pasmo” muscular, que te jode por una postura forzada, o no. Sea por haches o por bes, el caso es que Rajoy se eslomó y, aun así, no canceló su visita al Rey. Y también por si tiene que salir cagando leches a un Consejo de Ministros extraordinario, convocado por el asunto catalán, no fuera a ser que, aprovechando su agarrote, a Puigdemónt y Junqueras les diera por hacer algo.
Pero tal como si le aplicaran tres en uno (todo vuelve a funcionar), ya está dando el callo como los buenos. No sé por qué les doy la vara con esta cosa, cuando a mí todo esto me la funga, porque ya tengo bastante con mi puta espalda como para preocuparme por la de Rajoy. Como dice el refrán marinero, cada palo aguante su vela.