Pregunta capciosa

A las nueve menos cinco de la madrugada, intempestiva hora donde las haya, me pararon dos mozos, más o menos de mi quinta. Uno de ellos (que me ofreció un  prospecto de colorines, que rechacé por si acaso), va y me pregunta: ¿Sabe quién está detrás del mundo? Preguntas así, cuando estoy casi en ayunas y con el azúcar bajo por hacer un desayuno frugal, siempre conllevan una respuesta ácida. Los tipos eran –estoy seguro– testigos de Jehová o Jehoviene; así que intenté ser comedido y sin retorcer el belfo le dije: Nadie. —Alguien habrá, insistió el tipo. 
—Vale: el G-8. el G20, el Grupo Bilderberg, el Tea Party, la Tita Merkel, y en España, Rajoy. El tío se quedó pegao. Sobre todo cuando me despedí. Les dije: Ahora me van a perdonar, pero tengo que irme porque se m’a puesto la caballería de parto. Y me fui. No sé si desayunar mejor,  salir a la calle con navaja, o no enterarme de cómo va este puto mundo mientras desayuno. Voy a pensarlo.

Pregunta capciosa

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