Que Bush, el amigo de Aznar, era un hijo de la gran puta, se tenía por algo más que una sospecha. Incluso por muchos gobernantes del mundo civilizado. Ahora salen a la luz pruebas más que suficientes que lo demuestran, por el nivel de torturas indiscriminadas que se aplicaron a personas secuestradas con la acusación, en muchos casos ni eso, de ser terroristas.
Pero nadie pedirá que los responsables sean juzgados ante un tribunal de justicia como el de Nüremberg; ni tendrá pelotas suficientes para denunciarlos en el Tribunal Internacional de Derechos Humanos de Europa, o en el de la ONU. Hubo gobiernos europeos que colaboraron con la CIA y la Agencia Nacional de Seguridad yanquis, permitiendo que los aviones con secuestrados cruzaran su espacio aéreo. Para mí, esos fueron tan cabrones e hijos de la gran puta como Bush. La Ley de Justicia Universal es imprescindible. ¿Dónde están los jueces como Garzón?