JORGITO

Imparable, mensurable, ajustable, indescifrable, miserable, coalicionable, catalanizable, impagable, infumable, olvidable, laminable, encarcelable, etc. Cualquier cosa puede llamársele al Jorgito, menos honorable.
Lejos queda aquello de “la pela es la pela”, que decía él, dando muestras de lo atractivo que le resultaba el dinero, para lo pequeño que era. Luego creció, y el asunto de Banca Catalana, de donde voló mucha pasta, quedó en una declaración por escrito, blindado en su despacho, y un mirar para otro lado de las altas instancias políticas y judiciales, porque “no era buen momento para enmerdar Cataluña”.
Pero esto, lejos de servirle para enmendarse y formalizar, le dio alas para educar a su prole en la más alta formación de los negocios, con el apoyo de cualquier palanca, o palanqueta, y apalancar pasta de donde fuera, por cualquier método, menos ganarla de modo honorable.
Igualitos que papi.

 

JORGITO

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