CHERNÓVYL

El primer gravísimo accidente atómico de una central nuclear, se produjo el sábado 26 de abril de 1986 en Chernóvyl. La decidida, heroica, y mortal acción de los “liquidadores”, eliminando residuos radioactivos sobre y dentro la central nuclear, los pilotos de helicópteros que vertieron anticontaminantes sobre ella,  sin olvidar a los bomberos, fue sobrehumana. 
Casi todas esas personas murieron, antes o después, por efectos de la radioactividad. Sería injusto no tener un recuerdo para ellos y los familiares que los perdieron, pues gracias a su funesto trabajo libraron a una gran parte de Europa de un desastre cierto. Fue una ocasión en la que, por encima de intereses nacionales, su heroísmo forzado honró al género humano, pues la radioactividad no conoce fronteras. Por ello considero justo recordarlos con gratitud, lejos de las miserias políticas de nuestro país. En marzo de 2011 Fukushima fue el segundo.

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