El silencio es la peor presión contra un periodista

¿Presiona Podemos a los periodistas, como ha denunciado la Asociación de la Prensa de Madrid? La denuncia es seria y ha sido de inmediato desmentida por la portavoz de la formación morada en el Congreso, Irene Montero. Casi no existen precedentes de una denuncia tal por parte de un organismo colegiado profesional, por lo que, tratándose para colmo de información y de periodistas, me parece que el tema merece ser analizado con algo más de detenimiento.
Dice la APM, que preside la periodista Victoria Prego, que decidió presentar la denuncia tras recibir una petición de amparo de un grupo de informadores que se sienten “acosados y presionados” por el partido que encabeza Pablo Iglesias. Un acoso que, dice la Asociación, “pretende minar la credibilidad y el prestigio de esos profesionales, sometidos en ocasiones a un bombardeo de mensajes que intentan descalificar o ridiculizar su trabajo y recortar su libertad de información”.
Desconozco estas presiones, aunque sí debo decir que he escuchado a algún compañero quejas por el trato que recibía de Podemos. Lo que ocurre es que quejas podríamos muchos presentarlas contra varios partidos, o contra determinados dirigentes, o contra algunos portavoces, que no todos son lo mismo ni pueden meterse en idéntico saco. Solo puedo aportar mi experiencia. Jamás he sido acosado, vilipendiado, insultado o presionado en directo por nadie en Podemos. Ni por otros partidos, aunque me constan algunas quejas a responsables de programas en los que he intervenido y hasta pretéritas presiones para que me despidiesen como colaborador de una radio, cosa que acabó ocurriendo. O sea, que en todas partes cuecen habas. 
Lo anterior no quiere decir que considere modélico el comportamiento de Podemos, o del entorno de Pablo Iglesias, con las necesidades de los informadores. No con las mías, al menos. Muchas veces me he dirigido a ellos en busca de información, y siempre he recibido calabazas: ningún dirigente de la formación pablista encontró jamás tiempo para recibirme, y sí, en cambio, me he encontrado un par de veces con Iglesias, que, jocosamente, me ha reprochado “lo mal que nos tratas”. A lo que uno siempre le ha respondido que es obvio que no soy de Podemos, ni soy partidario de las tesis que esgrimen, ni quiero una sociedad en que Iglesias pudiera ser presidente del Gobierno, pero que siempre les he tratado con objetividad y respeto, cosa que Iglesias acabó reconociendo. Además, faltaría más que alguien apoyase a quien, si pudiese, le guillotinaría profesionalmente, agregué, igualmente jocoso, que ya se sabe que Pablo Iglesias Turrión es persona festiva y simpática..
Pero ahora quisiera aprovechar la nota de la APM para denunciar que, peor aún que las presiones o las descalificaciones bajo cuerda y por la espalda, es ese silencio pertinaz frente a cualquier demanda informativa. Si ellos piensan que eres de la casta, pues que se fastidien, porque la obligación de todo demócrata en un partido, en una Administración, en una institución o en una empresa, es responder a todos los medios, a todos los periodistas, por más hostiles que se les considere. El trato igualitario a los que nos son favorables y a los que no lo son, especialmente cuando hablamos de un partido financiado en parte con medios públicos, es elemento sustancial de la libertad de expresión, ¿no? Lo otro, ya se sabe, es Trump vetando a la CNN y al “New York Times”, salvando siempre las distancias con la insignificancia de uno. O Maduro, que es lo mismo.

El silencio es la peor presión contra un periodista

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