Fin de época

El gobierno de la “Generalitat” cada día se asemeja más a la orquesta del Titanic. Pese a las evidencias de que no podrán sortear la ley convocando un referéndum de autodeterminación, siguen tocando y engañando a los ciudadanos a quienes han reclutado para este viaje a ninguna parte. Que en clara subversión de los usos democráticos el Parlament “haya modificado el Reglamento para facilitar una eventual aprobación, sin enmiendas ni debate, de una denominada “ley de desconexión” delata hasta qué punto la vida política catalana se mueve en parámetros surrealistas.
En paralelo, la detención de Jordi Pujol Ferrusola ofrece el contrapunto de la cruda realidad. Está acusado de ser la cabeza de una organización criminal que podría haber evadido treinta millones de euros cuyo origen no ha podido justificar. El registro judicial llevado a cabo en el domicilio familiar y el despacho del propio Jordi Pujol padre, ha sido la imagen del día en los canales de televisión.
El hundimiento de la que fuera la primera familia de Cataluña se torna en metáfora de un fin de época en dos planos que afectan por igual a la vida política y social catalana. Baste recordar que Jordi Pujol fue el fundador y presidente durante muchos años de Convergencia, partido hoy disuelto por sus propios dirigentes para ocultar la vergüenza que supone tener las sedes embargadas bajo la muy fundada acusación de haberse financiado ilegalmente. Sin olvidar que fue el propio Pujol quien inició la tarea de demolición de su fama al confesar que durante muchos años había ocultado al Fisco más de 800 millones de pesetas presuntamente heredadas de su padre, un personaje que en su día pisó la cárcel por delitos relacionados con el tráfico ilegal de divisas.
Toda la familia, incluida su esposa, Marta Ferrusola, está siendo investigada. Hay un sumario abierto que indaga el origen de sumas millonariass depositadas en bancos extranjeros de cuya procedencia el fiscal sospecha que estarían relacionadas con el cobro ilegal de comisiones procedentes de las adjudicaciones de obra pública. El famoso “3%” al que en su día señaló con dedo acusador el presidente Maragall señalando a Mas, heredero de Pujol al frente de CDC y a la sazón cabeza de los separatistas. El mito de la familia nacionalista ideal se ha desplomado y con él cuanto de honorable tenía su creador. Su descrédito contagia al proceso independentista. Es la metáfora de un fin de época.

Fin de época

Te puede interesar