Europa en clave militar

La peña de Bruselas sigue jugando a las quinielas. La última de sus apuestas, además de costosa, será estéril y sin mucho sentido. Y si no, al tiempo.
El envite ocurrió el pasado día 14 en Bruselas. Allí se reunieron los que dicen ser nuestros representantes en una suerte de sínodo, con el objeto de proteger, según ellos, la seguridad de todos.
La idea es crear nada más y nada menos que un ejército europeo, mejor dicho, de la UE; deben creer nuestros cabezas pensantes que algo así lo pueden sacar de una chistera. Algún burócrata ocioso lo bautizó con el nombre de: Pacto de Cooperación Estructurada Permanente (PESCO).
A todas estas el mago mayor que ocupa la Presidencia del Consejo Europeo, el polaco Donald Tusk, dijo que esa creación era un sueño que iba a convertirse en realidad. Acto seguido, Federica Mogherini, que estaba a su lado, voceó “urbi at orbi” que la Unión Europea iba crear una seguridad creíble a nivel mundial.
Lo curioso es que hasta ahora nadie sabe cuál será el cometido real de tan excelsa tropa; las malas lenguas dicen que a lo máximo que podrá aspirar es a convertirse en una fuerza auxiliar de la OTAN. Lo que sí resulta un tanto extraño es que la organización atlantista no se haya opuesto a esa iniciativa. A no ser, claro, que el presidente Donald Trump tenga otros planes, es decir, que tenga pensado liquidarla; cosa poco probable.
También hay quienes creen que es un plan urdido por Berlín, con la bendición del gobierno gabacho, para controlar manu militari el espacio Schengen y con ello toda la UE; piensan que ese sería el objetivo real.
El señor Tusk recalcó que lo que iban a crear significaba buenas noticias para la UE y malas para sus enemigos. No mencionó el nombre de esos enemigos, aunque tal y como están las
En todo caso, aunque no sean buenas noticias para los enemigos, como él dice, tampoco lo serán para el proyecto europeo. Primero, porque supondrá una subida exponencial en gastos militares. Y segundo, porque sea lo que sea lo que esconda esta movida, no provocará estabilidad ni seguridad en el continente.
La solución a los problemas de la UE no pasa por levantar un ejército. Y menos envuelto en un velo de secretismo. Aviados estamos si nuestra tranquilidad futura va a depender de un gran aparato militar; que además –y esa es otra– nunca podrá competir con el de EEU., Rusia o China.
La noticia nos tomó un poco por sorpresa a todos. Las razones, las reales, que movieron a la creación de ese ejército no son de dominio público, por lo tanto, en principio solo nos queda simplemente especular.
Lo de “frenar” a los rusos tampoco cuadra. Suponemos que eso será en sentido figurado. Puesto que si ocurriera un fuerte roce con el gigante eslavo, es decir, que lo irritáramos tanto que desembocara en una guerra, al primer manotazo que nos propinara incineraría nuestro “idílico” espacio europeo. Así de sencillo y así de terrible.
Por otro lado, no se puede olvidar que la futura Ruta de la Seda, que será más que una simple vía de transporte y que conectará China con las principales urbes europeas, atravesará una buena parte del territorio ruso. Lo que significa que la dependencia europea de Rusia, no solo será en relación al gas y otros recursos naturales, sino que –guste o no– se ampliará a diferentes sectores.
Así que, sería un contrasentido desde el punto de vista económico y un sinsentido militar gastar tanto dinero en algo que no serviría para nada; nadie en su sano juicio puede creer en semejante estrategia.
Tampoco sabemos si ese futuro ejército es para compensar lo que está sucediendo con Turquía, pues, dado el enfado de su presidente con Bruselas y Berlín y con el anterior inquilino de la Casablanca, es posible que termine retirando al país otomano de la OTAN.  
Es obvio que la UE está viviendo una crisis profunda, por tanto, es muy posible que ni siquiera salga viva de ella. Los márgenes de maniobra se le achican cada día más. Pero el problema no es militar, sigue siendo político.
Crear un ejército sin antes construir un Estado federal es un desatino. Es como empezar la casa por el tejado. Increíble…
 

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