Cambio de guion

La Europa de Merkel apostó muy fuerte por la señora Clinton, tanto, que ahora debe desandar el camino para buscar otro que esté más en sintonía con la nueva realidad. 
No es fácil tener que cambiar un guion que se mantuvo durante varios años, máxime cuando el escenario se está cayendo a pedazos. Para Europa volver a la “realpolitik” no es una tarea sencilla. Los políticos europeos, obedientes vasallos de la señora Merkel –sólo hay que ver al gabacho cuando la acompaña, que más que el presidente de la otrora orgullosa Francia se parece a su mayordomo–, se lo jugaron todo a una carta. Después de la elección de Donald Trump se encuentran desconcertados, desorientados, confundidos, no saben qué hacer, quizá por eso hacen declaraciones extravagantes como lo de crear un ejército europeo.
Vivimos en un mundo cambiante que modifica constantemente la realidad, aunque parece ser que en Europa no se han enterado. Frente a las políticas neoliberales, universales y multiculturales de los últimos años están apareciendo movimientos de resistencia. 
Los pueblos rechazan perder su identidad, se niegan a ser absorbidos y colonizados por una cultura planetaria que fue creada por y para las transnacionales; prefieren el orden y el control de sus destinos frente al caos que ofrece el globalismo. El posmodernismo, que es un invento de las élites mundialistas, está cediendo terreno en algunos frentes. 
De ahí el avance de la derecha y la izquierda anti-mundialista, sobre todo del ascenso vertiginoso de la primera. La derecha neoliberal y los socialistas, que además viajan en el mismo tren, se están quedando sin recorrido. 
Es obvio que la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca puede marcar un antes y un después en el mundo, por lo tanto, Europa –o lo que queda de ella– tendrá que cambiar de relato o hacer adaptaciones importantes al guion que utilizó en los últimos años. Los cambios dependerán de la magnitud del ajuste que haga Washington en su política exterior, que en principio parece ser que estribarán en intentar ralentizar el avance –pararlo es casi imposible– de China en el mundo, acercándose a los rusos con el propósito de alejarlos un poco de los chinos.  
Todo lo que está ocurriendo hace presagiar que la señora Merkel se verá obligada a rediseñar su política económica y también la exterior. Aunque lo hará muy a su pesar, no hay que olvidar que ella fue una fiel seguidora de las políticas neoliberales y mundialistas. 
Pensaba en el gran papel que jugaría la UE, dirigida por control remoto desde Berlín, en ese poder global. La Canciller no pertenece a la corriente del “capitalismo renano”, que es de espíritu comunitario, muy teutón,  ella está más cerca, sin ser una fundamentalista, del “thatcherismo”. 
Y el concepto renano es la antítesis de esa visión, puesto que tiene un gran sentido corporativo y solidario, trata de establecer sólidos vínculos con los trabajadores a través de las organizaciones sindicales y patronales, que son las encargadas de dilucidar los conflictos laborales, además se apoya en las cajas de ahorros y huye de la bolsa de valores para financiarse. 
Por lo tanto, está lejos del ideario mundialista que profesa la señora Merkel. Hay que subrayar que el modelo renano tuvo una gran influencia en los países escandinavos, y, en general, en una buena parte de Europa. 
Obviamente, hasta que apareció la globalización dirigida por el fundamentalismo de los mercados, que es un modelo basado en la especulación. 
En todo caso, no podemos saber con seguridad lo que ocurrirá en los próximos meses/años, lo único seguro es que el proyecto de los mundialistas, al menos en los términos en que estaba planteado, está sufriendo un parón. Y eso, como no podía ser de otra manera, afectará la geopolítica y la economía, dos caras de una misma moneda. De todo ello se desprende que se avecinan cambios.
Sin duda, el cambio de discurso ha puesto los nervios de punta a más de uno, tanto en Bruselas como en Berlín. De momento las maquinarias políticas y burocráticas están en un compás de espera, nadie se atreve a mover ficha.
Así que, a esperar se ha dicho.
 

Cambio de guion

Te puede interesar