Importancia del emprendedor

Todos, desde que nacemos, somos empresarios. Si la empresa nace asumiendo riesgos, con la esperanza de obtener beneficios, vivir es la empresa más importante de la vida y no lo es menos, como dice Laín Entralgo, la empresa de ser hombre, que se enmarca en tres situaciones: ser hombre en el tiempo; ser hombre en el mundo y ser hombre entre los hombres, de las cuales, esta última es la más importante.
Es cierto que no hay actividad humana ajena al binomio riesgo-resultado o sacrificio-beneficio que son comunes a toda empresa.
Pero el empresario es, además, “empleador” o “creador de empleo”, como se le denomina en la Organización Internacional del Trabajo, contribuyendo a crear riqueza y aumentar la capacidad productiva de la sociedad; sin embargo, siendo muy importante la función del “empresario”, nos interesa destacar la del “emprendedor”.
El emprendedor es el dinamizador de la economía; abre nuevos horizontes a la actividad empresarial y avizora nuevos mercados y líneas de negocio. Es innovador; en una palabra, podemos definirlo como “persona de ideas en acción”. Sabe que vivir es competir y que sólo se triunfa si, además de superar dificultades, se saben aprovechar las oportunidades.
Por eso, tiene que ser, a la vez, competente y competitivo. Lo primero, tener capacidad o aptitud para alumbrar y dar nacimiento a nuevas empresas; y lo segundo, para asegurar su éxito en el mercado.
Puede, pues, afirmarse que el progreso de la humanidad depende, en gran medida, del número y calidad de sus creadores, investigadores y emprendedores. A ellos se debe que “vivir” no es “durar” o, como dijo Samuel Smiles que “lo largo de los años no prueba lo largo de la vida” y “el hombre ocioso e inútil, cualquiera que sea lo largo de su existencia no vive, vegeta completamente”. Para Abraham Lincoln, vivir es “dar vida a los años y no años a la vida”.
Por su parte, Ortega y Gasset afirma que la vida que nos ha sido dada, no nos fue dada hecha; tenemos que hacerla y, por eso, la persona es, a la vez, autora y protagonista de su personal proyecto vital. En consecuencia, la excelencia en el trabajo consiste no “en cuanto más mejor sino en cuanto mejor, más y, con relación a las personas, que éstas no valen por lo que son sino que son por lo que valen.
Emprender es, en definitiva, arriesgarse, comprometerse, apostar por el futuro; no permanecer pasivamente viendo cómo “pasa el tiempo”, pues éste, ni retorna ni se nos devuelve. El tiempo, como bien escaso y de duración impredecible en la vida de las personas debe aprovecharse y no malgastarse, pues el hombre “nace para el trabajo como el ave para volar”.
Finalmente, emprender es la actitud y decisión de las personas para acometer o iniciar la realización de una nueva empresa o idea. Por esta razón, es esencial en el emprendedor más su condición de innovador que de renovador.

Importancia del emprendedor

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