¿Estamos locos?

uando las ocurrencias substituyen a las ideologías nos vemos abocados a discusiones absurdas. Es más que razonable que si la alcaldesa de Madrid tiene que hacer un viaje de catorce horas en avión, vaya lo más cómodamente instalada porque tiene 73 años. Pero si el ABC la fotografía viajando en primera clase, parte de sus propios votantes caen en la trampa y ponen el grito en el cielo: “si quiere lujos, que se los pague de su bolsillo”, escribió uno de ellos. 
¿Nos hemos vuelto locos? Es como lo de renunciar al coche oficial para ser más de izquierdas. Si el alcalde visita un barrio o unas obras, ¿debe usar el bus aunque pierda más tiempo? ¿Si usa su propio coche hay que abonarle gastos de desplazamiento? ¿Es mejor  que esté en la calle hablando con los vecinos, en vez de trabajar en su despacho? Mejor nos iría si no nos pegáramos tiros en el pie alimentando estos supuestos códigos éticos.

¿Estamos locos?

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