Bajar al tajo

Parece que viajar, al papa le suelta la lengua, o quizás sus declaraciones tienen más repercusión, o, así creo yo, es más libre. Porque hay que ver cuántas cosas dice fuera del Vaticano y en este último viaje a Chile y Perú, no ha sido menos. Verbalmente les ha dado una pequeña colleja a obispos y curas, que comparto. Hasta su elección, vivíamos una exaltación del líder papal que en nada ha beneficiado a la Iglesia Católica, y que tuvo en Juan Pablo II el punto álgido (aún sigo sorprendido la rapidez del proceso de santificación).
Francisco está consiguiendo acabar con esa tendencia y en sus declaraciones de este viaje les ha pedido a los obispos que sean “verdaderos padres de los sacerdotes, sin paternalismos ni abuso de autoridad “y nos advierte, a todos, de los riesgos de un excesivo clericalismo. Les dice que los laicos “no son nuestros peones”, ¡ahí queda eso! Ya voy comprendiendo por qué Francisco tiene pocos amigos entre el clero. Con él se acaba el misticismo que rodea a la Jerarquía 
Los obispos y curas (no todos), al menos en España, marcan distancias como si fuese suficiente su existencia y escribir algunas cartas pastorales, para evangelizar. No se dan cuenta que las personas hemos cambiado, que pensamos distinto de nuestros padres y nuestros hijos de nosotros; que hemos roto tradiciones, cuestionamos muchas cosas (que no es estar en contra) y usamos otro lenguaje; en definitiva, es necesario otro estilo de Iglesia. Esta generación jerárquica eclesiástica se muestra lejana, o al menos así lo sentimos una mayoría de creyentes que al final calificamos a los obispos por cuatro o cinco que, cada vez que hablan, sacan los pies del tiesto; o como la cobardía que trasmiten la mayoría de los comunicados de la Conferencia Episcopal y nos entra el terrible “da igual”. 
Les cuesta dejar la pose de autoridad y vestirse los vaqueros para bajar al ruedo. Cuando escucho el anuncio de la visita obispal con el mismo misticismo de cuando les hablan de los Reyes Magos a los niños, me chirría el tono. Francisco tiene razón. No queda otra que “bajar a la mina”, o cerramos lo poco que queda.
 

Bajar al tajo

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