Un año más, treinta años menos

A punto de despedir el nuevo año, 2013 da aún los últimos coletazos envuelto en manifestaciones y movilizaciones ciudadanas contra tantas reformas injustas que se tornan imposibles de resumir en limitados caracteres. Llego ahora de un acto de repulsa a la indignante reforma del aborto, sintiéndome menos libre, menos autónoma, menos igual, limitada en mis decisiones por un puñado de “asesores” de la Inquisición a los que el Gobierno ha autorizado a decidir por cada una de nosotras. La sección femenina ha vuelto aunque con rostros varones para adoctrinar en la moral de un ultracatolicismo con el que ni el nuevo Papa parece estar de acuerdo. La Marca España se va dibujando en imágenes de Nodo rancio, del que cada vez más personas nos sentimos expulsadas. Montoro por su parte , después de amnistiar a los delincuentes fiscales a precio de ganga mientras pedía paciencia a los 4.000 despedidos de Navantia, ha llevado al Consejo de Ministros una reforma de la administración local que invade claramente las competencias de los concellos, asfixiando los servicios sociales (convertidos por el PP en la franquista beneficencia), privatizando lo poco que queda e imponiendo taxazos leoninos de copago . Nuestra Sanidad está en venta y los medicamentos de nuestros pensionistas en copago, la salud tiene precio y pasa a ser un derecho de ricos, como la ministra que tiene el yaguar en el garaje cuyo origen, igual que el confeti, desconoce . La educación pública se ha pervertido con la Ley Wert, y nadie ha sido capaz de paralizar una normativa que desiguala, segrega, liberaliza, insulta, veja... La Dependencia es un mero recuerdo y los derechos cívicos una lucha apisonada por una Derecha dispuesta a amordazarla con su nueva Ley de Seguridad Ciudadana, donde la libertad se reduce bajo rejas intolerables. Difícil acudir a la Justicia, también limitada con el tasazo judicial. Cada día más desiguales, más en precario, igual que unas pensiones que unos descarados se cargan desde pantallas de plasma o de unos derechos laborales por los que la clase obrera luchó hasta la extenuación. La caspa se ha apoderado de España. Mientras tanto Feijóo, el frívolo incompetente amigo de narcotraficantes, convierte a Galicia en un solar y el presidente de la Diputación interpreta la “austeridad” nombrando 10 asesores a dedo.

Un año más, treinta años menos

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