Una lluvia de millones

 

GALICIA no es Rusia, nin falta que fai –¡cuánto mejor es estar gobernado por Feijóo que por Putin!–. Las diferencias son muchas y una fundamental es la de la pasta. El verano pasado, un tratante de ganado salió de casa para ir á feira con 10.000 euros –¡anda que deben ir caros los cuxos!–, incumpliendo las normas de su profesión, en vez de enrollar los billetes, sujetarlos con una goma y metérselos en el bolsillo, los colocó sobre el coche y arrancó, sembrando de dinero la carretera de Ames. Diez mil euros son un pastón, pero nada en comparación con 400 millones de dólares en lingotes de oro, diamantes y gemas que se cayeron de un avión que acababa de despegar de un aeropuerto de Siberia. La tormenta que azotaba la zona provocó que se rompiese una compuerta del aparato y lloviese ese tesoro. Habrá que hablar con Pemán para que avise cada vez que haya previsión de treboada y así el personal se pueda acercar a Alvedro, Lavacolla o Peinador, según lo que pille más cerca a cada uno, a ver si hay suerte e choven uns millóns.

 

Una lluvia de millones

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