Otra prueba del caletre de Trump

SI a las pérdidas económicas se las denomina crecimiento negativo y a la emigración por culpa del desempleo movilidad exterior, a la purga se le puede llamar redistribución, recolocación o mudanza, pero no deja de ser una purga. Pablo, antes Pablo Manuel, “Viva la Gente Iglesias, que siempre tiene la palabra acertada, le llamó “feminización de las portavocías”, lo cual invitó a pensar que Tania Sánchez fue enviada al gallinero y Carolina Bescansa, la burguesa compostelana a la que le dio por pintar de aburrido morado una vida que iba a estar llena de colores vivos, pasó de la segunda a la tercera fila porque se inflaban a compuestos de testosterona. Íñigo “El niño de San Ildefionso” Errejón saltó de la primera a la segunda fila sin necesidad de doparse, pero la testosterona ya la traía de fábrica. Irene Montero fue por entonces la más beneficiada, pero ya puede ir pensando en agotar las existencias de la sección de cosmética de El Corte Inglés para feminizarse lo más posible, porque tras afirmar que el relevo de Iglesias es una cuestión que siempre está abierta tiene las horas contadas.

 

 

Otra prueba del caletre de Trump

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