Acorazados

La alegría que representa para todos los amantes de la historia naval la salida de un nuevo volumen de la excelente “Colección Bazán” coincidiendo con la época navideña, viene en mi caso aumentada porque el autor de la obra, naronés y marino, es amigo desde hace bastantes años, cuando era el “segundo” del Museo Naval.
Me refiero a Marcelino González, capitán de navío retirado que actualmente ostenta la vicepresidencia de la “Real Liga Naval Española” y es numerario de la “Real Academia del Mar” y de la “Asamblea Amistosa y Literaria”. Excelente pintor y experto filatélico, ha tratado casi todos “los palos” de la cultura naval, capacidad ésta reservada sólo a los tocados por la varita divina.
Por fortuna su polifacética labor le ha sido reconocida en varias ocasiones con la concesión de varios premios, y en lo que respecta estrictamente a su faceta de historiador, su progresión ha sido extraordinaria, como así lo atestiguan la docena de libros que ya lleva a sus espaldas.
Con estos antecedentes no le debe el lector extrañar que su estudio sobre estos buques tenga una perspectiva global, fruto de lo versado que está en la materia. 
Y es que este capital ship que “reinó” en las últimas décadas del siglo XIX y hasta la mitad del siglo siguiente, quizás sea uno de los tipos de barco más difíciles de estudiar, en parte por la espectacular evolución que experimentó en la relativa corta etapa de su apogeo, lo que hizo que un sinfín de innovaciones tecnológicas se fueran incorporando tanto en su diseño, como en su armamento y equipos. Afortunadamente la magistral pluma de Gonzalez ha superado este hándicap, logrando explicar con su habitual estilo directo, claro y sencillo su historia. Además, la obra no descuida a los pocos buques protegidos con coraza que tuvimos en nuestra Armada. Y por ello, aparte de tratar a los “Pelayo”, “España”, “Alfonso XIII” y “Jaime I”, cuenta los historiales y vicisitudes del resto de barcos blindados (fragatas, monitor y batería flotante), lo que convierte su estudio en obra de obligada consulta sobre la cuestión.
Pero ésta (como decíamos al principio) gran alegría que hemos experimentado con publicación todos los amantes “de la mar y los barcos”, no hubiera sido posible sin la sensibilidad del actual presidente de Navantia, el mugardés Esteban García Vilasánchez, que nos consta tiene la firme decisión de “retomar el rumbo” de esta legendaria colección de libros, que han marcado, marcan y marcarán la literatura histórica naval de nuestra nación. ¡Caña a la vía y felicidad absoluta! ¿Qué más podemos pedir?
 

Acorazados

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