Schulz cede a las críticas de su partido y renuncia a ocupar un cargo en el Gobierno de Merkel

Schulz cede a las críticas de su partido y renuncia a ocupar un cargo en el Gobierno de Merkel

Los preparativos para la consulta a los militantes socialdemócratas sobre el acuerdo de coalición de gobierno en Alemania han dado un nuevo giro con el anuncio del todavía jefe del partido, Martin Schulz, de que no formará parte del Ejecutivo de Angela Merkel.
Schulz había sido el blanco de las críticas desde que se conoció el acuerdo de coalición por reclamar para si el Ministerio de Exteriores, donde hubiese relevado al actual titular y su antecesor como jefe del Partido Socialdemócrata (SPD), Sigmar Gabriel.
La designación de Schulz se había convertido en un problema de cara a la aprobación del acuerdo de coalición por parte de los 463.000 militantes del SPD y la discusión al respecto amenazaba con opacar algunos logros de la negociación tanto en lo programático como el reparto de las carteras ministeriales.
El que el SPD, con su peor resultado histórico en las generales de septiembre –un 20,5%–, se haya quedado con el Ministerio de Finanzas, del total de seis carteras que le corresponderán, había pasado a un segundo plano por el debate en torno a Schulz y sus ambiciones personales.

Credibilidad
De un lado, se trataba de un problema de credibilidad, ya que Schulz, que en un primer momento había rechazado de plano la posibilidad de reeditar la gran coalición, había reiterado que nunca sería ministro de Merkel.
Muchos habían esperado que se mantuviera como jefe del partido pero que a la vez se quedara fuera del Gobierno. Lo que pretendió hacer fue justamente lo contrario al designar, el pasado miércoles, a Andrea Nahles como su sucesora al frente de la agrupación y reclamar para sí la cartera de Exteriores. La designación de Nahles se entendía, pues la actual líder del grupo parlamentario socialdemócrata parece la figura ideal para encabezar la campaña por el sí de cara a la consulta, por tener una mayor vinculación con las bases que Schulz. Sin embargo, la manera como se produjo el anuncio causó molestias, pues parecía un gesto de alguien que nombraba su sucesor a dedo.
El segundo paso, el de reclamar la cartera de Exteriores, causó más molestias. En primer lugar, se veía como un acto de deslealtad hacia Gabriel, quien le abrió el campo hace un año a Schulz para que asumiese la jefatura del partido, y en esa posición se ha convertido en uno de los políticos mejor valorados de Alemania. Los enemigos del acuerdo de coalición tenían en la designación de Schulz como ministro de Exteriores un arma arrojadiza de cara a la campaña.
El líder de las Juventudes Socialdemócratas, “Jusos”, Kevin Kuhnert, cabeza visible de los enemigos del acuerdo, había invitado a las bases a ayudar a Schulz a que cumpliera su palabra rechazando el acuerdo. La presión, finalmente, se hizo inaguantable para Schulz, que ayer decidió dar un paso al lado.
“Renuncio a entrar en el Gobierno y espero que con ello se ponga fin al debate interno en el SPD”, apuntó Schulz. “Hacemos política para la gente de este país, lo que incluye que mis ambiciones personales están por detrás de los intereses del partido”, dijo.
El capítulo Schulz parece ahora cerrado y Nahles tendrá que enfrentar la campaña por el sí. El partido tendrá que esforzarse en los días que quedan para la consulta –se celebrará el 4 de agosto– por hacer olvidar la sensación de caos que ha proyectado en los últimos días. l

Schulz cede a las críticas de su partido y renuncia a ocupar un cargo en el Gobierno de Merkel

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