Las contradicciones de Trump sobre Rusia anegan la Casa Blanca

Las contradicciones de Trump sobre Rusia anegan la Casa Blanca
REFILE - FIXING TYPO IN HEADLINE U.S. President Donald Trump shouts to supporters as he arrives at the U.S. Women's Open golf tournament at Trump National Golf Club in Bedminster, New Jersey, U.S., July 15, 2017. REUTERS/Kevin Lamarque

Las contradicciones del Gobierno de Donald Trump y su círculo más próximo sobre el caso ruso llegaron esta semana a uno de sus momentos culminantes cuando su primogénito, Trump Jr., publicó unos correos en los que estaba “encantado” con la idea de que el Kremlin le diera munición contra Hillary Clinton.

Las sospechas de que pudo haber una coordinación entre la campaña del multimillonario y el Kremlin para perjudicar a la excandidata demócrata a la Presidencia de Estados Unidos en los comicios de 2016 toman cada vez más fuerza, en medio de una maraña espesa de reuniones y contactos entre el equipo de Trump y Moscú que ya nadie puede negar.

Acosado por las filtraciones, que han salido de la propia Casa Blanca desde la que gobierna, el presidente se ha pasado los últimos meses negando la mayor parte de ellas y calificando las informaciones sobre la injerencia rusa en las elecciones como “noticias falsas”, “una caza de brujas” o “un sinsentido”. Sin embargo, la prueba más significativa hasta el momento alrededor de la investigación rusa ha salido a la luz gracias a su hijo. Presionado por la información obtenida por  “The New York Times” el pasado fin de semana, Donald Trump Jr. acabó publicando unos correos de junio de 2016 en los que acoge con entusiasmo la idea de recibir información sobre Clinton de una abogada rusa, identificada como Natalia Veselnitskaya.

El rotativo reveló que el primogénito de Trump, junto al entonces jefe de campaña de Trump, Paul Manafort, y su cuñado, Jared Kushner, se reunieron con dicha abogada rusa. En un primer comunicado para dar su versión, Trump Jr. no aludió a ninguna discusión sobre la estrategia de campaña y la rival electoral de su padre, relato que luego se demostró inconsistente. “Discutimos un programa sobre la adopción de niños rusos que era popular con las familias estadounidenses hace años y al que el Gobierno ruso puso fin, pero no era un asunto de campaña en ese entonces y no continuamos las conversaciones”, se excusó el hijo de Trump.

Montaje

Al día siguiente, conscientes de que la trama rusa volvía a levantar polvo sobre la Casa Blanca, Mark Corallo, un portavoz del abogado del presidente emitió otro comunicado asegurando que la reunión fue un montaje. Aquella explicación no acalló las críticas y, ahogado por las circunstancias, Trump Jr. publicó una serie de correos para ser “transparente”. Alrededor de las investigaciones sobre la supuesta injerencia del Kremlin, ahora lideradas por un fiscal especial para el caso, Robert Mueller, la Casa Blanca ha dado palos de ciego en sus explicaciones, empezando por el gran estertor del escándalo: el despido fulminante de James Comey como director del FBI.

Las versiones que salían de los portavoces del Gobierno chocaron con las del propio presidente, mientras que Comey ha asegurado que Trump le pidió poner fin a la investigación del FBI sobre la trama rusa. l

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