Xoán Carlos Mejuto | “Aun teniendo la política como telón de fondo, la obra no fomenta la crispación”

Protagoniza con Iria Ares "Escándalo en Palacio"
Xoán Carlos Mejuto | “Aun teniendo la política como telón de fondo, la obra no fomenta la crispación”
Mejuto, caracterizado para "Escándalo en Palacio" I Gabriel Brau

El Teatro Jofre acoge este sábado, a las 20.30 horas, la última función de la gira con la que la compañía Estudo Momento ha recorrido veinte ciudades españolas a lo largo de los últimos meses para representar “Escándalo en Palacio”, una versión protagonizada por Iria Ares y Xoán Carlos Mejuto del original de Pedro Ruiz.

 

¿Cómo fue la adaptación del texto de Pedro Ruiz? 
Había dos tareas que realizar. La primera, actualizarla, porque aunque es un texto que tiene 15 años y que en términos teatrales podría resultar reciente, al ser una obra con el telón de fondo de la política el peso de la actualidad es importantísimo. Incluso una vez estrenada hemos seguido metiendo cosas nuevas porque la política no para de darnos material. Aparte de eso, en el momento en el que Pedro Ruiz la escribe la manera de conformar la opinión pública no estaba articulada como ahora y la juventud aún se informaba en los medios clásicos; ahora tenemos todo tipo de plataformas online, redes sociales, etc. La opinión pública ataca ahora por tierra, mar y aire. Los temas centrales, evidentemente, permanecen inalterables, pero toda esa superficie de la actualidad hubo que adaptarla.

 

Y también a Iria Ares y a usted... 
Sí, porque la obra original de Pedro Ruiz estaba pensada para él como protagonista. Nosotros somos una pareja artística diferente, tenemos una trayectoria muy pegada a los clásicos y quisimos incluir una trama de comedia romántica. En nuestra versión, la historia entre el presidente y la primera dama juega un papel fundamental. Respeta el espíritu original, pero es una nueva versión. 

¿Cómo ha sido trabajar con Pedro Ruiz?
Nos dio mucha libertad; de hecho, hubo una reunión inicial en la que le expuse las ideas que queríamos implementar y hasta que no estuvo escrita la versión para ensayos no nos volvimos a ver. A partir de ahí se estrenó en Ferrol y continuó en otros lugares, y Pedro siempre venía al final de cada función con anotaciones, frases para incluir, etc... Y eso hasta hoy: los últimos casos de corrupción tienen su eco en la obra. Es muy fácil trabajar con él porque es muy generoso.

 

Atendiendo a la carga política de la obra, ¿en algún momento pensaron que se estaban metiendo en un jardín?
Quizá un poco al principio, al plantear el trabajo, antes de las primeras funciones en la relación con el público, pero ahí juega un papel muy importante en nuestra versión el hecho de que introdujésemos esa trama de comedia romántica. En la historia se ve ese trasfondo sórdido y sucio que puede ser la política, pero la historia de amor que al final redime a los personajes (ambiciosos, sobre todo él) ofrece un rayo de esperanza. Pedro es muy hábil porque coloca la trama en un país inventado, una república indeterminada de Europa y tampoco hay pistas para saber si es un presidente de derechas o de izquierdas, con lo que el público rellena la línea de puntos, decide de qué lado está y puede disfrutar de la obra. Es un espectáculo que no fomenta la crispación, sino todo lo contrario.

 

Su apuesta es por el cine y el teatro clásico. ¿Por qué? 
Porque nos aporta una relación con los principios universales del arte. El cine empieza como un arte tecnológico porque incluso el más rudimentario a nuestros ojos era en aquel momento un avance tecnológico. No obstante, el cine siempre ha sufrido crisis cada vez que llegaba una nueva tecnología. Se pasó del mudo al sonoro, del blanco y negro al color, hubo intentos con 3D que nunca llegaron a cuajar, ahora viene la IA, la revolución digital... Y siempre que ha atravesado una revolución tecnológica, siempre, cada vez que ocurría, tenía que volver a mirar hacia atrás, tenía que volver a mirar a los principios universales del arte. Cuando ocurre la revolución del color, se empezó a mirar a los grandes pintores para ver cómo hacían el tratamiento del color. Ahora vivimos en una revolución tecnológica casi perpetua y eso le afecta muchísimo. Si miramos al cine clásico es porque creemos que ahí hay material donde inspirarse.

 

¿Qué significa Iria Ares, su pareja artística, para usted?
Para mí Iria es, primero, una grandísima directora; creo que tiene un talento para la dirección cinematográfica que todavía está por descubrir. También tiene cualidades para la dirección escénica y es una actriz que se está descubriendo a sí misma y está explotando. Este “Escándalo en Palacio” es su primera comedia, tras hacer, por ejemplo “Casa de muñecas”, “Señorita Julia” o “Lady Macbeth”. En esta obra está inspiradísima, con ideas en el guion –¿qué hubiera pasado si JFK le da el sí a Marilyn Monroe?– que solamente se le pueden ocurrir a Iria. 

Xoán Carlos Mejuto | “Aun teniendo la política como telón de fondo, la obra no fomenta la crispación”

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