Quejas por los aparcamientos de vecinos que viven en la frontera entre Ferrol y Narón

Vecinos de la calle Bruquetas, en el barrio de A Solaina, aseguran estar hartos de tener que sortear los coches cuando caminan por la acera y de encontrarse en muchas ocasiones con  el portal de su finca totalmente bloqueado por vehículos. Son propietarios de algunos de los chalés ubicados en el margen de dicha calle que pertenece al término municipal de Ferrol y aseguran que ni la Policía Local de Ferrol ni la de Narón hacen caso a sus reclamaciones, pasándose la pelota de unos a otros.
La calle Bruquetas es el límite divisorio entre ambos concellos y en la parte de Narón hay bloques de pisos y en la de Ferrol chalés con finca. Hasta hace unos cuantos años la frontera quedaba justo en medio de la calzada, pero finalmente se decidió trasladarla al muro de cierre de las casas unifamiliares, de forma que incluso las dos aceras del vial pertenecen ahora a territorio naronés.
Los residentes en los chalés se encuentran en la situación de que dentro de su finca están en Ferrol, pero nada más poner un pie fuera ya se encuentran en Narón, por lo que pagan sus tributos y tasas en el primer concello y reciben los servicios del segundo, como es el caso de la basura y el agua.
Este hecho implica, según manifestaron a este periódico los afectados, que nadie resuelva el problema de los vehículos mal estacionados, puesto que algunos conductores los dejan en las entradas de las fincas.
Algunos propietarios solicitaron vados, evitando así que les aparcasen delante del portalón de entrada de los coches, pero sigue habiendo quien deja su automóvil en la zona reservada para el acceso de las personas. Este hecho implica que tampoco se pueda caminar con continuidad por la acera, por la presencia de coches atravesados en la entrada de las fincas de los chalés.
Los afectados pusieron los hechos en conocimiento de la Policía Local de Ferrol, concello en el que pagan sus impuestos, pero desde allí los remitieron a Narón, al que pertenece la calle y las aceras. Los agentes de este último municipio, por su parte, les indican que el suelo en cuestión es propiedad privada, por lo que no pueden intervenir.
De ahí que los vecinos se encuentren en una situación problemática a la que nadie pone remedio y todo por vivir en una frontera en la que nadie se responsabiliza.