Marcelino González | “La construcción de los buques acorazados supuso un antes y un después para los astilleros de Ferrol y la ciudad”

Marcelino González | “La construcción de los buques acorazados supuso un antes y un después para los astilleros de Ferrol y la ciudad”
Botadura del acorazado Alfonso XIII el 7 de mayo de 1913. Imagen aparecida en la publicación Mundo Gráfico el14 de mayo 1913. Colección Marcelino González. Esta imagen ilustra la portada del libro recientemente editado por Nava

“Todos los gobiernos han tratado de contar con los más poderosos medios de disuasión, que en el dominio del mar se traducían en buques con fuerte poder ofensivo” –dice Marcelino González (Narón, 1943), capitán de navío retirado– y en el siglo XIX, escenario de algunas de las batallas navales más importantes de la historia, esos fueron los acorazados.
Estos buques son los protagonistas de la última obra de este autor, titulada “El buque acorazado. Su historia y su presencia en la Armada”, editado por Navantia.

¿Qué importancia tuvo que construcción de buques acorazados para el desarrollo de los astilleros de Ferrol?
Enorme. La construcción de estos buques se corresponde con el plan de escuadra Maura-Ferrándiz de 1908 y supuso la transformación de unos astilleros convencionales en uno de los más avanzados del momento.
El concurso fue adjudicado a la Sociedad Española de Construcción Naval, también conocida como “La Constructora”, y desde entonces se mantuvo ese estatus de astillero público a través de La Bazán, Izar o, actualmente Navantia. Así que supuso un antes y un después para esos astilleros.

¿Y qué supuso la para la ciudad ?
Un impacto igual de importante. Por un lado, la población creció enormemente. Comenzó a llegar gente de otras partes del país y, sobre todo de Inglaterra, ya que el grupo estaba formado por empresas como John Brown & Company o Vickers-Armstrong. De hecho, aún a día de hoy queda mucho de esa influencia británica en la ciudad como el famoso “a todo filispín”
El crecimiento del astillero también conllevó la aparición de una gran cantidad de empresas auxiliares y, en definitiva, se generó una riqueza sin precedentes en la zona.
¿Cuáles fueron los acorazados más importantes construidos en Ferrol?
Anteriormente a los acorazados se construyeron algunas fragatas blindadas que no tuvieron demasiada relevancia, por decirlo así. Sin duda, el gran éxito de aquel momento fueron los tres acorazados de la clase España: el “España” y sus gemelos, el “Alfonso XIII” y el “Jaime I”.
Todos ellos derivados de los buques ingleses, pero algo más pequeños, de hechos se les llamó los “Dreadnought de bolsillo”. Tenían unos 130 metros de eslora, unas 15.000 toneladas de desplazamiento y, lo cierto es que eran algo lentos, por lo que fueron criticados. Pero contaban con unos de los cañones más potentes de la época: ocho Vickers del calibre 300 y otros veinte del calibre 100.

¿Y estos acorazados llegaron a participar activamente en algún episodio bélico?
Sí. Además de participar en maniobras y ejercicios, jugaron un papel importante en las guerras de África. El “España” participó en las campañas de Marruecos y tomó parte, por ejemplo, en el desembarco de Afrau, bombardeando posiciones rifeñas con gran éxito. Dos años después, cuando regresaba de carbonear de Málaga, el mal tiempo y la niebla lo hicieron encallar en una zona rocosa cerca de Melilla y la Armada solo pudo salvar a la dotación sin lamentar ninguna baja, pero la embarcación se perdió.
Los otros dos, el “Alfonso XIII” y el “Jaime I” tuvieron una vida operativa más activa. Su más memorable actuación fue el 8 de septiembre de 1925 en el gran desembarco hispano francés de Alhucemas que propició el fin de la Guerra del Rif. Cuando ya casi esperaban su desguace, fueron recuperados por ambos bandos en la Guerra Civil Española. El “Alfonso XIII”, que había sido rebautizado como “España” durante la segunda República cayó del bando nacional y se hundió por una mina que el propio bando había colocado en aguas del Cantábrico. El “Jaime I”, en manos republicanas, no tuvo tanta operatividad en la guerra y sufrió una explosión interna en aguas de Cartagena.
A pesar de las críticas, los acorazados de la clase “España” consiguieron devolver al país la capacidad de defensa naval que no tuvo durante mucho tiempo.

¿Cree que los astilleros de Ferrol han logrado mantener este estatus en los años posteriores?
Sí, pero con altos y bajos, fruto de las circunstancias históricas y económicas del país. Durante la República se vivieron horas bajas y solo la reparación de barcos americanos mantuvo los astilleros a flote. Pero a mediados del siglo XX se volvieron a construir buques que lograron ser un referente como la clase “Canarias” o las actuales F-100 clase “Álvaro de Bazán”, que son, aún hoy en día, unas de las mejores fragatas del mundo.

¿Qué cree que ha podido aprender el actual astillero público de los avatares ocurridos durante estos dos siglos pasados?
Considero que la mejor lección es la importancia de una buena planificación. Con unos planes navales consistentes las cosas salen bien.
La otra lección es que es fundamental contar con unas buenas infraestructuras y las actuales se están quedando obsoletas. Por eso creo que Navantia ha reaccionado bien con su intención de implantar el Astillero 4.0, aunque los países de nuestro entorno ya nos están aventajando en tecnificación.
No se puede retrasar más esta nueva revolución en la construcción naval si queremos que las F-110 sean un referente a nivel mundial.

Marcelino González | “La construcción de los buques acorazados supuso un antes y un después para los astilleros de Ferrol y la ciudad”

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