El Área Sanitaria de Ferrol tiene una ratio de 7,1 psicólogos clínicos por cada 100.000 habitantes, según los datos publicados ayer por el Colegio Oficial de Psicoloxía de Galicia con motivo del Día mundial de la salud mental, que se conmemora hoy. Es la que sale mejor parada en toda Galicia, mientras que en peor lugar queda Pontevedra, con 3,98. La media de la Comunidad es de 5,2.
Precisamente desde el COPG critican la falta de equidad en los recursos entre las distintas áreas sanitarias gallegas y las dificultades de acceso. Son, aseguran, “as principais eivas” que detectan en este ámbito. Apuntan en una nota de prensa que el “Plan de Saúde Mental que aprobou a Xunta de Galicia en 2020 supuxo unha importante inxección de recursos” pero que no son suficientes. En el campo del número de profesionales señalan el desequilibrio entre áreas y, en cualquier caso, que en ninguna de las siete se llega a la recomendación de contar con 12 por cada 100.000 habitantes como un mínimo exigible para garantizar el derecho de acceso a la atención psicológica en la red pública.
También en cuanto a listas de espera Ferrol sale bien parada en comparación con las demás zonas de las que recaban datos (son aproximados, recogidos a través de los profesionales debido a la falta de información pública actualizada por parte del Sergas). La espera para la primera consulta sería, así, en Ferrolterra de dos meses, llegando en otros lugares al año.
El Colegio Oficial de Psicoloxía de Galicia critica no solo la espera para una primera consulta sino la distancia entre las siguientes, “sendo a máis habitual entre tres e cinco meses”, lo que complica llevar a cabo un tratamiento psicológico eficaz.
La consecuencia de que, según afirman, en Galicia “non se cumpre o dereito humano de atender á saúde mental” es mayor sufrimiento para los pacientes, riesgo de empeoramiento y cronificación. Además, recuerdan, la Comunidad “encabeza no conxunto do Estado o consumo de psicofármacos entre a poboación xeral”. Según sus datos, 800.000 personas los toman a diario, casi un tercio de la población.
La experiencia de psicología en Atención Primaria y la incorporación a los centros educativos para prevenir trastornos en la infancia y la adolescencia son otras de las mejoras que reclaman los profesionales, que hacen además un análisis de la situación social y de su impacto en la salud.
“Estamos vivindo un contexto social cunha elevada presión sobre as persoas, como unha sostida inflación e a consecuente suba dos custos da vida ou as consecuencias psicolóxicas e de saúde a post-pandemia”, apuntan. “Unha boa saúde mental garda unha estreita relación co feito de que as necesidades básicas estean cubertas”, alertan. Y añaden, con rotundidad: “A psicoloxía non está para anestesiar o sufrimento das persoas e adaptalas a unhas condicións de vida inadecuadas; esas eivas estruturais deben ser atendidas desde a Administración pública e a propia comunidade”.