El Tribunal Constitucional afronta a partir de este martes dos jornadas clave para despejar la incógnita sobre quién presidirá el órgano constitucional con una dura pugna en las filas progresistas, que este martes debaten sobre las opciones de los dos candidatos: Cándido Conde Pumpido y María Luisa Balaguer.
El presidente en funciones, Ricardo Enríquez, ha convocado un pleno mañana, miércoles, a las 13 horas para elegir al magistrado que presidirá el tribunal los dos años y medio próximos, un período en el que se abordará gran parte de la agenda social del Gobierno de Pedro Sánchez, impugnada en múltiples recursos por PP y Vox.
Pero las 24 horas previas a ese pleno serán cruciales, porque están previstas un sinfín de reuniones y contactos entre los magistrados para tantear las opciones de los dos candidatos que se postulan para la presidencia y que culminarán en dos encuentros de los grupos progresista y conservador, por separado.
BALAGUER NO PRETENDE RENUNCIAR A SU CANDIDATURA
Y aquí está la primera clave, porque los dos candidatos son progresistas y fuentes jurídicas consultadas por EFE señalan la necesidad de acudir al pleno con una candidatura de unidad y que, preferentemente, sea María Luisa Balaguer la que dé un paso al lado, algo que según las fuentes está lejos de suceder, porque la magistrada no tiene intención de renunciar a su candidatura.
Al respecto, de los cinco progresistas, exceptuando a los dos contendientes, la tendencia apunta a respaldar a Conde Pumpido, si bien aquí aparece la segunda clave del asunto, con la duda de a quién apoyará la nueva magistrada María Luisa Segoviano.
Segoviano, de tendencia progresista, guarda silencio y hasta la fecha se limita a señalar que debe escuchar a los dos candidatos antes de tomar una decisión sobre su voto.
EL VOTO DE SEGOVIANO, CLAVE PARA LA PRESIDENCIA
Sin embargo, hace unos días deslizó en unas declaraciones que el futuro presidente debe poseer "capacidades de gestión y organización", algo de lo que puede presumir Conde Pumpido por su trayectoria profesional en otras instituciones, y la facultad de "relacionarse bien con los demás" y "empatía", características que quienes conocen a Balaguer destacan de esta magistrada.
El voto de Segoviano es clave porque se da por hecho que los cuatro conservadores no votarán por Conde Pumpido por su cercanía con el PSOE tras ocho años como fiscal general durante la etapa de Rodríguez Zapatero como presidente del Gobierno, algo que este sector tiene muy presente.
Sus votos irían así a Balaguer, una magistrada con una ideología reconocida progresista y vinculada con el feminismo, pero alejada del foco de los partidos y a quien, desde filas conservadoras, ven más "empática" porque aseguran que "siempre busca sumar".
De esta forma, habría un empate técnico en el Pleno -cinco a cinco-, que Segoviano resolvería con su voto, siempre y cuando no se alcancen ninguno de los dos escenarios previos: que Balaguer se retire o que la propia Segoviano anuncie ya en la reunión de su grupo a quien apoya, lo que dejaría a la catedrática sin opción alguna de presidir el tribunal.
La presidencia es un puesto de suma importancia porque controla los tiempos de los asuntos a manejar que, en esta nueva etapa, abordará desde la eutanasia a la ley Celáa, la ley de la Infancia o el ingreso mínimo vital, con el polémico recurso del aborto parado en el tribunal de garantías 12 años y aún sin fecha para resolverlo.
RICARDO ENRÍQUEZ APUNTA A LA VICEPRESIDENCIA
En un segundo plano estaría la cuestión de la vicepresidencia, un puesto que normalmente ocupa un magistrado de la minoría del tribunal, que en este caso por la nueva composición del órgano correspondería a un conservador, el más antiguo, Ricardo Enríquez.
No se descarta que esta regla no escrita pueda quebrarse según se desarrollen los acontecimientos y que se de el caso de que haya un tándem de dos progresistas en la presidencia y vicepresidencia, un opción que, sin embargo, no desean ni progresistas ni conservadores.