Se acabó la etapa de Carlos Mouriz en el Racing Club Ferrol. El que era director general y deportivo de la sociedad anónima deportiva ferrolana anunció su salida de un lugar que considera su casa –jugó en él en la temporada 82/83– después de siete años y seis meses de su llegada tras el desembarco del Grupo Élite.
Atendiendo a la petición que le hizo Ignacio Rivera de potenciar el club a todos los nivel, Mouriz se despide de una manera natural –“es una cosa normal dentro del fútbol”, recuerda–, sin querer ahondar en los motivos reales que acompañan su marcha.
El legado que Carlos Mouriz deja en el Racing es el de tres ascensos casi consecutivos y la llegada al fútbol profesional. Además, los equipos de base de la entidad vuelven a lo más alto –tanto el juvenil como el cadete han subido a la División de Honor de sus categorías, en tanto que el infantil B lo hizo a la Liga Gallega– y se ha creado un conjunto de categoría femenina. Pero, sobre todo, tener una escuadra inclusiva que compite en LaLiga Genuine y que el protagonista considera “un referente, una ilusión y una satisfacción para todos”.
Ignacio Rivera, cabeza visible del Grupo Élite, fue el primero del que Carlos Mouriz se acordó en su despedida del Racing. “Sin su liderazgo, visión de futuro, determinación, apoyo y contribución económica, por supuesto, nada de esto hubiera sido posible”, explicó Mouriz antes de reconocer su “orgullo y satisfacción” por trabajar con una persona a la que “más que un jefe, considero un referente y un amigo”.
Mouriz también tuvo palabras de agradecimiento “para el gran equipo humano, compañeros de oficina, utilleros, personal de mantenimiento, sanitario, que trabaja sin descanso para el club: jornadas interminables de trabajo, festivos, vacaciones... siempre al servicio de la entidad”. En este sentido, tuvo un recuerdo especial para Cristina Valiño, adjunta a la dirección general, de la que recordó que “lo que hemos conseguido estos años no hubiese sido posible sin tu capacidad, tenacidad y, sobre todo, sentimiento racinguista”.
Tampoco se olvidó Carlos Mouriz de la afición racinguista, a la que considera como “la piedra angular del proyecto” y a la que ha visto pasar de dos mil a nueve mil abonados. “Nos habéis acompañado convirtiendo los días de partido en una celebración colectiva”. Y en especial de las peñas –“en estos momentos no me puede olvidar del colectivo Diablos Verdes y de mi amigo Iago–, que han hecho más fácil el trabajo de todos en el club.
“Gracias a todos los entrenadores y jugadores con los que he tenido la suerte de coincidir”, señaló también Carlos Mouriz en su despedida antes de recordar que “son los artífices de los éxitos que hemos conseguido y los momentos de felicidad que hemos logrado”. En este sentido tuvo un recuerdo especial para Joselu, “una persona comprometida con el proyecto. Sus goles hicieron posible el ascenso de Tercera a Segunda B y fueron el inicio de nuestros éxitos deportivos hasta llegar a Segunda”.