El Racing gana el derbi por eficacia

Este Racing de récord acabó ayer con una de las pocas plusmarcas que quedaban en pie en esta liga del grupo I de Tercera. El equipo ferrolano derrotó al Somozas, el único que aún no había perdido jugando como visitante, y confirma su candidatura al título de la competición, al que se aproxima cada vez más. A su favor juega el hecho de que el cuadro verde es capaz de vencer de muchas formas: tanto cuando juega bien y es capaz de combinar el balón a placer como si encuentra más dificultades y tiene que recurrir a otras cosas para imponerse a su rival. Es lo que sucedió esta vez, en la que el cuadro verde se topó con un partido áspero en el que sacó provecho de su eficacia en las dos áreas para imponerse.

No se había jugado ni un minuto cuando el Racing se adelantó en el marcador a través del remate de Manu Barreiro después de un centro de Pablo Rey desde la izquierda. Un gol así de tempranero parecía que iba a desmontar los planes del Somozas que, sin embargo, siguió haciendo lo que tenía previsto. Es decir, presionar la salida de balón del rival con la idea de recuperarla lo más cerca posible de la portería racinguista y, así, generar peligro. De hecho, el cuadro visitante empezó a encontrar su sitio en el partido, aunque sus llegadas a la portería contraria no llegaron a tener el peligro suficiente como para crear apuros a su enemigo.

Con el paso de los minutos se vio un duelo de gran intensidad, pero pocas llegadas a cualquiera de las dos porterías. De hecho, el Racing fue encontrando más dificultades para aproximarse a la meta rival de igual modo que el cuadro verdiblanco fue ganando espacio en el centro del campo, porque recuperaba la pelota con mayor facilidad y, además, rondaba la meta local. Sin embargo, salvo un par de toques con la cabeza de David Franch y la velocidad de Rubén Gómez, el choque ya no tuvo más focos de interés hasta la expulsión del entrenador visitante, Míchel Alonso, poco antes del descanso.

CONTROL

La paulatina mejoría que el Somozas había demostrado desde que encajó el gol en el primer minuto de juego se acabó de trasladar al terreno de juego en la segunda mitad. En ella, el cuadro verdiblanco le arrebató el balón con cierta regularidad a la escuadra ferrolana, lo que derivó tanto en una mayor incomodidad local como en la mejor puesta en escena del cuadro visitante. Sin embargo, esta situación no se tradujo más que en acercamientos a la meta defendida por un Camacho que, de todas maneras, no tuvo que intervenir más que en un par de disparos sin demasiada intención desde posiciones demasiado lejanas como para inquietar.

Pero cualquier atisbo de incertidumbre se acabó a poco más de un cuarto de hora del final cuando, en una acción que no parecía acarrear peligro, Dani Rodríguez se sacó un lanzamiento seco desde fuera del área que se coló en la portería visitante. Ahí sí que la diferencia de dos goles achicó al Somozas, que ya veía casi imposible la posibilidad de prolongar su inmaculada racha como visitante. Mientras, el cuadro verde se notó mucho más cómodo en estos compases finales, en lo que encontró los espacios que antes no había descubierto para montar contragolpes que provocaron que rondase el tercer tanto. Pero al cuadro verde ya no le hacía falta, porque tenía asegurada otra victoria más que lo lleva a sumar ya –y quedan catorce jornadas para el final de la liga– los sesenta puntos a su casillero.