Apoteósico regreso a Segunda B

El cuento de hadas que el Racing ha escrito esta temporada encontró el final feliz que se esperaba. Pero el desenlace fue, sin embargo, bastante más intrigante de lo aguardado. El equipo ferrolano, de hecho, se encontró más problemas de los esperados para derrotar al Laudio. Porque, después de un comienzo de partido prometedor, el cuadro verde vio cómo su rival consiguió llevar el encuentro a donde más le convenía ante un oponente que parecía superado por la situación. Menos mal que la afición que vistió de gala A Malata le dio el empuje suficiente como para acabar consiguiendo el objetivo.   

Que el Laudio no venía a Ferrol de paseo se comprobó en los primeros minutos, en los que los dos corners que forzó provocaron momentos de desasosiego en la parroquia local. Pero el Racing tampoco quería dejar escapar una oportunidad como la que ayer tenía para sellar su retorno a Segunda B. De esta manera, en cuanto empezó a imponer su juego combinativo, los espacios empezaron a aparecer y, con ellos, las ocasiones. Y, además, claras. La primera fue un mano a mano que Jorge Rodríguez no acertó a resolver. Pero la segunda, una combinación ofensiva generada por Pablo Rey, se resolvió con un pase sobre Marcos Álvarez, que se quedó solo ante el meta rival para marcar el tanto buscado, el que llevaba al ascenso.
El Racing estaba más cerca de la meta, pero en realidad el gol no provocó que ninguno de los contendientes variase su manera de actuar. Si acaso, el Racing pecó de cierto exceso de excitación, lo que lo llevó a cometer algunos fallos de más. Y, como en los planes del Laudio no estaba el rendirse –en realidad le seguía haciendo falta un gol, pero en este caso para empatar la eliminatoria–, la incertidumbre se mantuvo en A Malata. De hecho, fue el cuadro visitante el que dispuso de las mejores opciones en la parte central de la primera mitad. Sin embargo, ahí se toparon con el cancerbero Camacho, cuyas intervenciones permitieron que el partido se fuese con empate en el marcador al descanso y con la renta racinguista.
La ventaja que tenía en el marcador, lejos de darle tranquilidad, dio paso al Racing menos reconocible de todo el partido. Fueron unos minutos que discurrieron tal y como quería el Laudio, que apostaba por el juego directo –sobre todo tras la aparición en escena de Galder– y que poco a poco iba acumulando hombres cerca de la portería racinguista en vista de la incapacidad de su rival de mover la pelota como tenía costumbre. Así llegó su mejor opción, a cargo del recién incorporado delantero visitante, pero ahí emergió nuevamente la figura del portero Camacho para mostrar que el ascenso quería quedarse en casa con todo el apoyo que recibía.

SOSIEGO
En este clima de tensión, al cuadro verde solo le preocupaba que los minutos fuesen pasando, aunque la entrada de Iago Iglesias le dio, al menos, algo más de posesión. De todas maneras, al Racing le seguía faltando el control de partido que sí tenía su rival, que cada vez que se acercaba al área racinguista generaba peligro. Sin embargo, a medida que se acercaba el final del encuentro, el choque se iba “rompiendo” y el ímpetu del Laudio le acabó costando el quedarse con diez.
De esta manera, los últimos minutos fueron frenéticos, con el Racing intentando aprovecharse de los espacios que dejaba su rival para anotar el tanto de la sentencia y el Laudio tratando de encontrar un resquicio para intentar crear peligro. Sin embargo, ni una cosa ni la otra llegaron y el cuadro verde acabó consiguiendo el ascenso que redondea una temporada para enmarcar. Era el único final que podía tener este cuento de hadas.